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¡Esta es una revisión vieja del documento!


Simbolos en la Universidad Columbia

El siguiente es un compendio de los simbolismos de elementos, plantas, vegetales y animales que forman parte de los ambientes de la Universidad Columbia del Paraguay.

Flor Loto: 656

1. El simbolismo del loto, principalmente en el Asia Oriental, presenta numerosos aspectos, pero los principales resultan de la particularidad de esta flor que se abre en las superficies de las aguas estancadas. Símbolo de pureza ya que surgiendo de aguas pantanosas no está manchadas por ellas: “Así como un loto puro, admirable, no queda mancillada en absoluto por las aguas, yo tampoco estoy mancillado por el mundo” (Anguttaranikaya, 2,39. Salido de la oscuridad, se abre a plena luz: es el símbolo de la plenitud espiritual. Mientras que las aguas son la imagen de la indistinción primordial, el loto figura la manifestación que de allí emana, que prorrumpe en su superficie como el “huevo del mundo”. Por otra parte, el botón cerrado es el equivalente exacto de semejante huevo, cuya ruptura corresponde a la abertura de la flor: es la realización de las posibilidades contenidas en el germen inicial, la de las posibilidades del ser, pues el corazón es también un loto cerrado. También es símbolo de la armonía cósmica, pues el loto tradicional tiene ocho pétalos, como el espacio ocho direcciones. En este sentido, se utiliza en el trazado de números mandala y yantra. La iconografía hindú representa a Vishnú durmiendo en la superficie del océano causal, a menudo figurado este mismo por lotos símbolos aquí del elemento acuático. Del ombligo de Vishnú un loto cuya corola abierta contiene a Brahma, principio de la tendencia expansiva (rajas).Conviene añadir además que la yema de loto, como origen de la manifestación, es también un símbolo egipcio. El loto como atributo de Vishnúse remplaza en la iconografía khmer por la tierra, la cual representa en cuanto aspecto pasivo de la manifestación. Para ser precisos, la iconografía de la india distingue el loto rosa (o padma), que acabamos de ver, emblema solar y símbolo también de la prosperidad, del loto azul (o utpala), emblema lunar y shivaíta.

2. Desde el punto de vista budista, el loto -sobre el cual tiene el trono Shakyamuni- es la naturaleza de Buddha, no afectada por el entorno cenagoso del samsara. La joya en el loto (mani padme)es el universo, receptáculo del dharma, es la ilusión formal o la maya, desde donde emerge el nirvana. Por otra parte el Buddha en el centro del loto (de ocho pétalos), se sitúa en medio de la rueda (de ocho radios)que equivale al padma:así se expresa su función de Chakravartî, tal como se puede interpretar en él Bayon de Angkor-Thom. En otras circunstancias, el centro del loto esta ocupado por el monte Meru, eje del mundo. En el mito vishnuita es el tallo del loto el que se identifica con el eje. En el simbolismo tántrico los siete centros sutiles del ser que atraviesa el eje vertebral, el de la sushumna, se representan como lotos de 4, 6, 10, 12, 16, 20 y 1.000 pétalos. El “loto de 1.000 pétalos“ significa la totalidad de la revelación.

3. El simbolismo extremo oriental del loto coincide en gran medida con el de la India. Tcheu Tuen-yi recoge la noción de pureza y le añade las de sobriedad y rectitud, y lo considera emblema del sabia. De modo más general, por ser la idea de pureza constante se le añade: la firmeza (rigidez del tallo), la prosperidad (el carácter lujuriante de la planta), la prosperidad numerosa (abundancia de granos), la armonía conyugal (dos flores crecen sobre el mismo tallo), el tiempo pasado, presente y futuro (aparecen simultáneamente los tres estados de la planta: botón, flor abierta, granos).

4. Varias organizaciones chinas han tomado el loto (blanco) por emblema, tales como una comunidad amidista fundada en el siglo IV en el monte Lu y una importante sociedad secreta taoísta, a la que el simbolismo budista puede servir de cobertura, pero que podría también referirse al simbolismo de la alquimia interna, pues la flor de oro es blanca (BURA, DURV, GRIG, SOUN).

5. Aunque los lotos crecen en el agua sucia, dan nacimiento en el cieno a flores de gran belleza y gran pureza. Por esta razón la literatura japonesa utiliza esta flor como imagen de la moralidad, que puede permanecer pura e intacta en medio de la sociedad y sus villanías, sin que sienta necesidad por ello de retirarse a un lugar desierto.

6. En la iconografía egipcia, el loto abierto, como el fénix, simboliza el nacimiento y los renacimientos. El loto es el primer nacido de las aguas primordiales; después, el demiurgo y el sol brotan del corazón del loto. En Egipto el loto azul se considera como el más sagrado: “ofrecía una fragancia de vida divina: sobre las paredes de los hipogeos tebanos se verá a la asamblea familiar de los vivos y los muertos respirar gravemente la flor violácea, con un gesto en el que se mezclan la delectación y la magia del renacimiento” (POSD, 154). [René Guénon ha señalado (GUES) que el símbolo del loto tiene su equivalente en la rosa para las tradiciones del Occidente, donde ésta desempeña un papel homólogo en todos los mitos, cuentos, leyendas y en las historias sagradas.]

Carpas: 253

La carpa significa para nosotros ignorancia y discreción, significaciones ambas que parecen estar ligadas. En Extremo Oriente, es entre todos, un animal de buen augurio: así se lo utiliza frecuentemente en la expresión de los deseos. Su notoria longevidad la convierte, por otra parte, en emblema del voto del mismo orden. La carpa es la montura y la mensajera de los Inmortales: la utilizan para elevarse en el Cielo y encuentran en su vientre mensajes y sellos. Se transforma fácilmente en dragón alado. Colocada su efigie en los tejados, los protege contra los incendios. En el Vietnam, es quien conduce al cielo al genio del Hogar durante los días que preceden a la renovación del año. Pero es también quien, en la fiesta del medio otoño, protege las casas contra las fechorías de la Carpa de oro, espíritu demoníaco de las leyendas populares. En la China, y sobre todo en el Japón, la carpa simboliza el coraje y la perseverancia, pues remonta la corriente de los ríos e incluso los rápidos. Símbolo virilidad audaz, es emblema de los muchachos. También se colocan, en el día de la fiesta que les está consagrada, carpas de papel en la punta de un mástil o sobre los tejados de las casas (CHOO, DURV, HERS, KALL, OGRJ). La carpa en también entre los chinos el símbolo de la supremacía intelectual. Ofrecer una carpa a un estudiante es un prestigio de éxito en los exámenes. En el Japón, se dice que contrariamente a los demás peces que pretenden escapar, la carpa, cuando se halla en la tabla de destripar, se queda ya inmóvil y eso es lo que debe hacer el hombre ideal ante la muerte inevitable. Es un símbolo de la vulva para los bambara; las muchachas cantan después de recibir la excisión: “Carpa, madre carpa; la madre carpa fue a asearse; algo apareció ante la madre carpa; al mirarlo se diría que es un cordón rojo, un ponpón rojo”, aludiendo al clítoris (ZAHB). La carpa presagia la fecundidad en los planos material y espiritual.

Número 8 o Infinito: 768

1. El ocho es universalmente el número del equilibrio cósmico. Es el número de las direcciones cardinales a las que se añaden las direcciones intermedias; es el número de la rosa de los vientos, de la Torre de los vientos ateniense. Frecuentemente es el numero de los radios de la rueda, desde la rodezuela céltica a la Rueda de la ley búdica [la Rueda del Dhamma]. Es también el de los pétalos del loto y de los senderos de la Vía. El de los trigramas del Yi-king y de los pilares del Ming-t’ang; el de los ángeles portadores del trono celestial; también –sin que se sepa exactamente de que forma- el del espejo de Amaterasu. Como indican los pilares del Ming-t’ang, los ángeles del trono y la parte octagonal del linga… el numero ocho y el octágono tienen también valor de mediación entre el cuadrado y el círculo, entre la tierra y el cielo, y por tanto se refieren al mundo intermedio. La iconografía y la arquitectura hindúes dejan mucho lugar al simbolismo de la octada: los brazos de Vishnú son ocho, y corresponden a los ocho guardianes del espacio; los grahas (planetas) dispuestos alrededor del Sol son ocho; las formas (murti) de Shiva son ocho, representadas en dos templos del grupo de Angkor por ocho linga alrededor de una linga central. En el Bayon de Angkor-Tho, el Buda se sitúa en el centro de un verdadero loto de ocho capillas radiantes asumiendo por esta disposición las funciones shivaítas y las del rey Chakravartí, el que hace girar la rueda en el centro mismo del universo. Este simbolismo del equilibrio central, que es también el de la justicia, se halla también, en la octóada pitagórica y gnóstica (BHAB, BENA, GRIC, GUES, HERS).

2. La cifra 8 (hachi) es símbolo en el Japón de una multitud de cosas. Así el propio Japón es denominado por sus habitantes, desde época muy lejana, las Gran-Ocho-Islas. Esto significa que este país está constituido por una cantidad innumerable de islas. Es una cifra que se encuentra muy a menudo en los antiguos textos sagrados shintoístas con este sentido de múltiple. Se ha convertido en una cifra sagrada. Pero el ocho no es lo innumerable, indefinido y disperso; es lo innumerable que constituye una entidad que se expresa por el ocho. Un ejemplo de nuestra época: en Yokohama ha sido identificado en 1.932 un centro nacional de educación espiritual. Tiene planta octogonal y encierra en el interior las estatuas de ocho sabios del mundo: Sakyamuni, Confucio, Sócrates, Jesús, el príncipe Shotoku (siglo VII), Kobo Daishi (siglo IX japonés), y los sacerdotes Shinran y Nichiren (siglo XIII japonés). La forma octogonal no ha sido por el hecho de haber ocho sabios en el mundo; el numero de ocho sabios no es tampoco por otra parte limitativo; la forma del templo tal numero de sabios significan la sabiduría infinita con formas innumerables en el centro de todo esfuerzo espiritual, de toda educación y de toda búsqueda.

3. El octavo día sucede a los seis días de la creación y al sabbat. Anuncia la era futura eterna; implica no solamente la resurrección de Cristo, sino la del hombre. Si la cifra 7 es sobre todo el numero del Antiguo Testamento, el 8 corresponde al Nuevo. Anuncia la beatitud del siglo futuro. Según San Agustín, toda acción en esta vida se relaciona con la cifra 4, o también con el alma cuyo numero es ternario. Más allá del séptimo día, viene el octavo que señala la vida de los justos y la condenación de los impíos. (Sobre la cibra 8. cf. Augustín Luneau, L’histoire du salut chez les Péres de l’Église, París 1.964, p. 338-339). El 8º día, según carl Schmidt, tiene origen cristiano, aun cuando se presenta como tema gnóstico. Simboliza a la vez resurrección de Cristo y la promesa de resurrección del hombre transfigurado por la gracia.

4. En el pensamiento de los dogon, todo lo que es puro –como ya se ha dicho-, es decir justo a ajustado, es doble: colocado en el signo de la gemelaridad de los principios –o los sexos- contrarios, condición del dinamismo equilibrado. Así todo hombre, lo mismo que todo animal, nace con dos almas, una macho y otra hembra. La única excepción a esta regla es la divinidad del desorden, tenebrosa y a menudo maléfica, por que nace única. El numero clave de la creación no es pues el cuatro, sino el ocho por su cualidad de cuatro doble. Hay pues ocho héroes creadores y ocho familias humanas, nacidas de los ocho ancestros primordiales, de los cuales cuatro tienen predominancia macho y los otros cuatro una predominancia hembra, aunque todos sean bisexuados.

Monumento por la Libertad (Libertad, Rejas):

Monumento a las Madres (Madre): 674

http://mail.columbia.edu.py/wiki/monumentomadres

1. Sin ceder a la homofonía [especialmente clara en el catalán (mar-mare) y en el francés (mer-mère)], se puede decir, sin embargo que el simbolismo de la madre se relaciona con el de la mar, como también con el de la tierra, en el sentido que una y otra son otros tantos receptáculos y matrices de la vida. El mar y la tierra son símbolos del cuerpo material. Las grandes diosas madres han sido todas diosas de la fertilidad: Gea, Rea, Hera, Deméter para los griegos, iris entre los egipcios y en las religiones helenísticas, Ishtar entre los asirobabilonios, Astaré para los fenicios [y los iberos], Keli entre los hindúes. En este símbolo de la madre se encuentra la misma ambivalencia que en el del mar y la tierra: la vida y la muerte son correlativas. Nacer es salir del vientre de la madre; morir es retornar a la tierra. La muerte es la seguridad del abrigo, del calor, de la ternura y el alimento; es también, por contra, el riesgo de opresión debido a la estrechez del medio y al ahogo por una prolongación excesiva de la función de nodriza y de guía: la genitrix devorando al futuro genitor, la generosidad tornándose acaparadora y castradora. Siendo la transposición mística del cristianismo, la madre es la iglesia, concebida como la comunidad donde los cristianos pozan la vida de la gracia, pero donde pueden también sufrir, por las deformaciones humanas, una tiranía mental abusiva.

2. La madre divina simboliza por lo contrario la sublimación mas perfecta del instinto y la armonía mas profunda del amor. La madre de Dios, en la tradición cristiana, es la Virgen María, que concibió a Jesús del Espíritu Santo. En los dogmas de la Iglesia católica expresa una realidad histórica, no un símbolo. El hecho no deja de ser doblemente significativo, en primer lugar que la virginidad no excluye una maternidad muy real y, por otra parte, que Dios puede fecundar la criatura independientemente de las leyes naturales. Del mismo modo este dogma pone de relieve el arraigo directo de Cristo en la naturaleza humana de su madre y en la naturaleza divina de su Padre: nada podría evidenciar mejor la encarnación del verbo, la unicidad de la persona en dos naturalezas. También los padres se complacieron en desarrollar las consecuencias verbales de este hecho paradójico: María es la hija de su hijo (en cuanto él es Dios su , su creador); ella es la madre de su Dios (en cuanto es hombre, y en ella se ha encarnado). Si se considera la naturaleza divina del hijo, evidentemente ella no lo ha concebido; si se considera la persona única de Jesús, ella es verdaderamente su madre, por que le ha dado su naturaleza humana. De ahí el nombre de Theotokos, madre de Dios, que fue tan ásperamente discutido en los concilios de los primeros siglos y que expresa la mas perfecta de las maternidades.

3. Más esta expresión no tiene nada de común con la de madre divina según la teología hindú. Esta diferencia subraya todo lo que separa una teología histórica, que parte de lo que se considera como un hecho, de una teología simbólica, que parte de lo que se considera como un símbolo. Por una parte está el hecho histórico, la madre de Dios existe; ella expresa la realidad espiritual de la encarnación; por otra parte, es un puro símbolo, la madre divina revela la realidad espiritual del principio femenino. La noción, pues puede haber nociones que son puros símbolos, de la madre divina es en la India “una síntesis de … mitología, teología, filosofía, metafísica. Estos cuatro enfoques se representan por símbolos… Por ejemplo, el símbolo de Kàli…”. En el arte indio, Kàli es una mujer de aspecto repulsivo, con la lengua colgando, ensangrentada, que baila sobre un cadáver. ¿Cómo puede simbolizar la madre divina? “En ese símbolo de lo Terrible, explica Swami Siddherwarananda, no veremos la violencia, ni la destrucción sino que cogemos, en una visión sinóptica de modalidad única, los tres movimientos proyectados conjuntamente que forman la creación, la conservación y la destrucción.” Son los diferentes aspectos de la experiencia única de la vida. La madre divina es así la fuerza vital universal que se manifiesta, y esta fuerza es el principio espiritual expresado con forma femenina. Aparecen otros aspectos con otros símbolos distintos de Kàli: durga, Laksmi, Sarasvati, Genesha, etc. Todos suponen un pensamiento cosmocéntrico, tiende a incluir en una misma visión microcosmos y macrocosmos, lo atómico y lo global. La madre divina es como la serie continua que ata y sostiene el universo, Prakriti y Maya, unidad de todo lo que está manifestado, cualquiera que fuere su nivel de existencia, desde la simple apariencia hasta la pura ilusión. Es la conciencia de la manifestación, del yo de Shiva manifestado en la indefinitud de las apariencias, de esas olas de potencia enérgicas que son los seres, de la materia precipitada y de fugitivas centellas. Es la conciencia de la totalidad manifestada. Las letanías la invocan en estos términos: “¡Oh madre divina. Tú en la forma de energía creadora, ante ti me prosterno!” (“Vedanta”, 4.5, enero 1967, 5-26). Madre de tres dioses primordiales, Brian, Iuchar, e Iucharba (los cuales combaten y matan a Cian, el padre de Lug, que es un hermano de su padre), de ella se reclaman los poetas, los genios dela ciencia y los herreros. Pero es también hija de Dagda, como Minerva Pallas es hija de Júpiter y el Dagdaes hermano de Lug. Toda genealogía coherente de modo racional resulta aquí imposible e inútil. Brigite simboliza en su integridad lo que Goethe ha llamado el eterno femenino, sin que deba convertírsela en una diosa madre en el sentido etnográfico de la fertilidad. El nombre madre se vuelve a encontrar también en el del hidrónimo galo Matrona (el Marne) y el teónimo gales galés Modron. Parece que hay una relación simbólica efectiva entre la madre eterna y el agua (océano o río) que representa el conjunto de las posibilidades contenidas en un cierto estado de existencia (GUEI, 306, n. 4). La diosa madre primordial lleva en Irlanda el nombre del arte, Dana, ella es la madre de los dioces (Tuatha De Danann, tribus de la diosa Dana) y corresponde simétricamente a Elatha, ciencia. Otro nombre es Ana que puede entenderse como (De) Ana, diosa Ana (el caso de la Diana latina y el de santa Ana, que es la madre de la Virgen). Con respecto a la función artesanal, la Minerva céltica, que es otro aspecto, equilibra al herrero Goibniu. Por su estado principal de madre y virgen, representa a la vez la potencialidad del mundo y la beatitud divina. Corresponde y se identifica al mismo tiempo con el genitor universal que, sin engendrar hijos, es el padre todo poderoso (CELT, 15). La mujer, aparentemente, desempeña un gran papel en las concepciones religiosas célticas, tanto por su cometido de mensajera de otro mundo como por el de detentadora exclusiva de la soberanía, al mismo tiempo que es una divinidad guerrera. Pero no hay más que una sola y única divinidad femenina de aspectos diferenciados, frente a divinidades masculinas distintas. Ésta equilibra al padre todo poderoso (Ollathir) y, a´si como él está privado de virginidad aun siendo el genitor de la raza, ella es virgen y madre de todos los dioses (OGAC, 18, 136).

4. En el esquema del panteón gálico descrito por César y confirmado por la comparación irlandesa, a los cuatros grandes dioses masculinos (Mercurio, Apolo, Marte, Júpiter) corresponde a una sola diosa femenina, Minerva (Brigantia en la toponimia gala, Brigit en Irlanda). Esto lleva a pensar en los Pandava hindúes, que entre cinco se reparten una única esposa y eso explica a la vez, la serie de incestos de la mitología irlandesa. En Irlanda, Brigite es la madre.

5. En el análisis moderno, el símbolo de la madre asume un valor de un arquetipo. La primera forma que toma para el individuo la experiencia del anima, es la madre, es decir, lo inconsciente. Esto presenta dos aspectos, uno constructivo y el otro destructor. Es destructor en tanto que es “la fuente de todos los instintos… la totalidad de todos los arquetipos… el residuo de todo lo que los hombres han vivido desde mas lejanos comienzos, el lugar de la experiencia supraindividual”. Pero tiene necesidad de la conciencia para realizase, pues aquello no existe más que en correlación con ésta: lo cual distingue al hombre del animal. De este último se dirá que tiene instintos, no un inconsciente. Precisamente es en esta relación donde puede instalarse y ejercer su tiranía el poder de lo inconsciente. Por causa de la superioridad relativa que le viene de su naturaleza impersonal y de su cualidad de manantial, “puede volverse contra lo consciente, surgido de él, y destruirlo; su papel es entonces el de una madre devoradora, indiferente al individuo, absorbida únicamente por el ciclo ciego de la creación”. Por parte del niño se puede encontrar también una imagen deformada de la madre y una actitud involutiva bajo la forma de una fijación en la madre. En este caso, la madre “sigue ejerciendo una fascinación inconsciente, (que) amenaza con paralizar el desarrollo del yo… La madre personal recubre el arquetipo de la madre, símbolo de lo inconsciente, es decir, del no yo. Este no yo se siente como algo hostil en razón del temor que inspira la madre y el dominio inconsciente que ella ejerce”. En los sueños la madre viene simbolizada a veces por el oso. El animal representa entonces “todos los instintos que el soñador ha concentrado y proyectado sobre la madre: el oso es una personificación de su fijación infantil sobre la imagen maternal. Que el oso permanezca como animal instintivo por excelencia quiere decir que los instintos del soñador no se han desarrollado aún, resultan todavía primitivos y están enteramente gobernados por el deseo infantil de ser mimado acariciado”. A veces es el lobo, el gran lobo malvado, el que puede contener una ilusión a la imagen maternal. “Inquietante, feroz, predador, voraz, coloca al soñador frente al carácter contradictorio de los instintos, pues el deseo de ser mimado y protegido por su madre tropieza precisamente con lo opuesto, el furor indomable y la esperanza ardiente de los instintos” (ADLJ, 53, 54, 111, 206).

Orquídeas: 786

Jardines: 603

1. El jardín es un símbolo del paraíso terrenal, del cosmos que lo tiene como centro, del paraíso celestial y de los estados espirituales que corresponden a las estancias paradisíacas. Se sabe que el paraíso terrenal de Génesis era un jardín, y que Adán lo cultivaba; lo que corresponde a la predominancia del reino vegetal al comienzo de una era cíclica, mientras que la Jerusalén celestial del fin será una ciudad. Se ha podido decir de los jardines de Roma antigua que eran recuerdos de un paraíso perdido. Eran también imágenes y resúmenes del mundo, como lo son aun en nuestros días los célebres jardines japoneses y persas. El jardín del Extremo Oriente es el mundo en pequeño, pero es también la naturaleza restaurada en su estado original, o la invitación a restaurar la naturaleza original del ser. “¡Qué placer, escribe el poeta chino Hi K’ang, pasearse por el jardín! Doy la vuelta a lo infinito…”. El Asia oriental conocía también jardines paradisíacos: el Kuen-luen, cetro del mundo y puerta del cielo, está ornado con jardines colgantes –que evocan los de Babilonia- donde mana una fuente de inmortalidad. Y el jardín circular, como el Edén, que rodea el Ming-t’ang también es de naturaleza paradisíaca: repite, en el centro del imperio, el de Kuen-luen.

2. El claustro de los monasterios, el jardín cerrado de las casas musulmanas, con su fuente central, son imágenes del paraíso. Además, advierte Abu Ya’qu’u Sejestani, jannat (el paraíso) incluye el término persa que significa “un jardín engalanado de árboles frutales, plantas adoríferas y corrientes de agua viva… Incluso los altos conocimientos y los dones infundidos por la Inteligencia y el Alma son el jardín de la clara percepción interior”. De esos jardines, que son los estados paradisíacos, se dice en el Islam, que Alláh es el Jardinero. Dios mismo es un jardín, escribe san Juan de la Cruz; la esposa lo llama así “por la agradable morada que en él encuentra. Ella llega en el jardín cuando se transporta en Dios”.

3. Una tradición cabalística trata también del paraíso como de un jardín que fue desvastado por algunos de los que allí entraron. El Pardés es aquí el dominio del conocimiento superior, y las cuatro consonantes de la palabra corresponden a los cuatro grandes ríos del Edén y las cuatro jerarquías de las Escrituras. Los estragos del jardín consiste en cortar las raíces de las plantas, es decir en separar la vegetación contingente de su Principio (CORT, GUER, GUES, MAST, STEJ, BURA).

4. Los egipcios también apreciaban los jardines con macizos de flores y estanques. Los dibujaban sobre los muros y el suelo de sus palacios. Cada flor tenía su lenguaje: las bayas de mandrágora eran símbolos de amor, los lotos de pétalos abiertos evocaban la rueda solar, y su enraizamiento en las aguas, el nacimiento del mundo.

5. Las fiestas de las esponsales de Zeus y Hera se desarrollaron en el maravilloso y mítico jardín de las Hespérides, símbolo de una fecundidad siempre renaciente. Pero, para los griegos, el jardín es sobre todo un lujo, cuyo encanto descubrieron en Asia con las conquistas de Alejandro. Los romanos lo llevaron hasta los refinamientos mas complejos, mezclando arquitectura, estatuas, escaleras, manantiales, grutas, fuentes y surtidores a los coloreados encantos de una vegetación obediente a las leyes y a la voluntad del hombre. “No hay más bello, dice Quintiliano, que un jardín dispuesto de tal manera que, de cualquier lado que se lo mire, no se vean mas que rectas avenidas” (8,3). Particularmente, en forma de un tresbolillo regular, el jardín se revelaba así como un símbolo de placer del hombre y en concreto de su poder sobre una naturaleza domesticada. Se puede transponer a niveles más elevados y ver en el jardín un símbolo cultura opuesto a la naturaleza salvaje, de reflexión frente a los espontáneo, de orden ante el desorden y de conciencia ante lo insconciente.

6. Pero es Persia donde el jardín toma una significación, no solamente cósmica como en el Japón, sino también metafísica y mística. El amor a los jardines es el tema central de la vision del mundo irania. Los libros de poesías mas celebres se intitulan, la Rosaleda (Gulistán) y el Vegetal (Bustán). Los temas musicales se dedican a menudo a los jardines. Es una fuente perpetua de comparaciones: la amada se compara al ciprés, al jazmín, a la rosa. Varios poetas ilustres han querido ser enterrados en jardines. Es un tema emparentado al del oasis y la isla: frescor, sombra, refugio. En las célebres alfombras persas, llamadas “de jardín”, el campo esta dividido por canales rectilíneos donde nadan peces. Estos canales, que se cruzan en ángulo recto, circunscriben cuadrados llenos de flores y arbustos (BODT, 43). El parque sasánida típico tiene forma de cruz de ángulos rectos, con el palacio en el centro. Esto corresponde a la idea cosmológica de un universo dividido en cuatro cuarteles, atravesado por cuatro grandes ríos (paraíso terrenal). Los jardines persas típicos, que implican un esquema rectangular, tienen también relación con el antiguo plano de la ciudad. El estanque del jardín es un espejo. En Las Mil y una Noches, aparecen un estanque en un pabellón de reposo que tiene cuatro puertas, a las cuales se accede por cinco caminos (LANN, 918).

7. Ciertas versiones de la cosmología, al describir un universo con cuatro lados, sitúan en el centro una montaña. Esta idea se reproduce en varios jardines persas y en los jardines mongoles de la India. Los jardines persas están siempre rodeados de muros: intimidad protegida. Ningún jardín sin perfumes. Se incorpora un simbolismo al perfume de las flores. El perfume del jazmín es el perfume de los reyes; el de la rosa, el de los amados. El olor del saman, especie de jazmín blanco, es como el perfume de vuestros propios hijos. El narciso tiene el perfume de la juventud, el loto azul el olor del poder material o la riqueza, etc. Un artista especializado crea jardines en miniatura. Algunos príncipes mandan hacer árboles en oro y en plata, con piedras preciosas a modo de hojas y frutos. En Qaraqorum, Mangu, Khan (alrededor del 1250 de nuestra era) tenía un árbol de plata, con un tronco tan ancho que un hombre podía ocultarse allí, con cuatro serpientes de oro enrolladas y cuatro leones de plata sentados al pie, vertiendo leche de yegua blanca. Se trata también de los viejos símbolos de las cuatro partes del mundo, los cuatro ríos, etc. El jardín representa un ensueño del mundo, que nos transporta fuera del mundo. Jalal-ud Din Rumi ve en la belleza de las flores un signo que recuerda al alma recuerdos de la eternidad. El alma en su ascensión atraviesa todos los grados de la existencia: ella sabe por sí misma qué es ser una planta. Wasiti dice: “Aquel que quiera contemplar la gloria de Dios, que contemple una rosa roja… Y al igual que la Realidad última pude percibirse en la contemplación inmóvil de una rosa encarnada, así cuando una flor exquisita arrebata el corazón, uno se siente de nuevo, por un instante, una plata. El místico ve a Dios en el jardín y a él mismo en la hierba” (POPP, 1445).

8. La realidad última y la beatitud se interpretan en términos de jardín (Corán, 18,55, etc.). Es la morada del más allá reservada a los elegidos: “Estos tales morarán en el jardín eternamente como premio a sus obras” (Corán, 46,14). El jardín del paraíso tiene fuentes, arroyos de agua viva, de leche, de vino y de miel (47,15); fuentes con aroma de alcanfor o de jengibre; verdes sombras, frutos sabrosos; en todas las estaciones, pompa real, brillo, delicia (83,24), vestidos preciosos, perfumes, brazaletes, comidas refinadas, servidas en ricas vajillas por efebos inmortales semejantes a perlas ocultas (52,24). Padre, mujeres, hijos están presentes. Se prometen a los creyentes esposas purificadas, huríes vírgenes y perfectas. Los elegidos están en la proximidad del Trono de Dios, las caras de ese día estarán resplandecientes, mirando a su Señor (Corán, 75, 22-23). El paraíso es un jardín , el jardín es un paraíso. Louis Massagnon describe el simbolismo místico del jardín persa: “Junto al espejo de agua, el señor del jardín estaba allí en un kiosco, concentrado su ensoñación alrededor de este espejo de agua central. En la periferia estaban las flores olorosas. Luego había árboles, más y más apretados, más y más grandes hasta el muro del recinto. Hay aquí una especie de simbolismo; como los árboles están cada vez más mermados a medida que se acercan la centro, se los ve cada vez menos, y cada vez tiene uno menos ganas de ver alrededor; la atención se vuelve toda hacia el centro, hacia el espejo. Es el jardín Cerrado del Cantar de los Cantares… Es también un símbolo del maridaje de la racionalidad constructiva irania con la sabiduría alusiva al árbol” (MASI, 97).

9. En las civilizaciones americanas, el jardín se concebía igualmente como un resumen del universo. Pero entre los aztecas reunía, no solamente lo que hay de bello y exaltante en el mundo: flores, manantiales, montañas, ríos y caminos, sino también los seres temibles y hasta las moustrosidades de la naturaleza. He aquí una de las descripciones mas significativas de Alfonso Reyes:

En los jardines de los emperadores aztecas, donde no se admiten ni legumbres ni frutos útiles, hay belvederes adonde Moctezuma va a recrearse en compañía de sus mujeres; bosquecillos muy extensos con artificios de follajes y de flores; vivares, viveros, rocas, montículos entre los que vagan ciervos y corzos; diez estanques de aguadulce o salada para todas las razas de aves palustres o marinas, y se procura a cada animal el alimento especial para su especie: sea pescado, sean gusanos o moscas, sea maíz, e incluso para algunos semillas más finas. Trescientos hombres los cuidaban; otros cuidaban pájaros enfermos. Unos limpian los estanques, otros vigilan los huevos y los tiran después de la eclosión, otros dan la comida a los pájaros, los despiojan, los despluman para proveerse de plumón. En otra parte están los rapaces, desde los sacres y los cernícalos hasta el águila real, cobijados por un entoldado y provistos de sus estacadas. Luego leones, tigres, lobos, chacales, zorras, sierpes, gatos salvajes que forman un infierno de ruido y a los que se consagraban trescientos hombres más. Y para que nada falte a este museo de historia natural, hay apartamentos donde viven familias de albinos, de monstruos, de enanos, de jorobados, y demás contrahechos.

10. Pero el canto más hermoso y el más rico el símbolos, el más comentado por los autores místicos, es sin duda el Cantar de los Cantares:

- Eres jardín cercado hermana mía, esposa, un venero cerrado y una fuente sellada. Eres fuente del jardín, manantial de aguas vivas, y arroyo que baja desde el Líbano. - Levántate Aquilón, acude Austro, sopla en mi jardín, que corran sus perfumes. ¡Entre mi amado en su jardín y guste de sus frutos deliciosos! - Entró en mi jardín, hermana mía, esposa, a coger de mi mirra y de mi bálsamo, a comer de mi panal y de mi miel, a beber de mi vino y de mi leche. Comed, amigos y bebed, y embriagaos de amores (4, 12.15-16;5,1).

11. El jardín aparece a menudo en los sueños como la feliz expresión de un deseo puro de toda ansiedad. “Es el lugar del crecimiento, del cultivo de los fenómenos vitales e interiores. El desarrollo de las estaciones se cumplen aquí en medio de formas ordenadas… la vida y su riqueza se tornan aquí visibles de la manera más maravillosa. El muro del jardín mantiene las fuerzas internas que florecen… Sólo se penetra en el jardín por una puerta estrecha. El soñador se ve a menudo obligado a buscar esta puerta dando la vuelta. Es la expresión en imágenes de una evolución psíquica bastante amplia, que ha alcanzado una riqueza interna… Este jardín puede ser la alegoría de uno mismo cuando en su medio se encuentra un gran árbol o una fuente… El jardín designa bastante a menudo para el hombre la parte sexual del cuerpo femenino. Pero a través de esta alegoría del jardincillo paradisíaco, los cantos religiosos de los místicos… significan mucho más que el simple amor y su encarnación, ya que buscan y alaban ardientemente el centro más íntimo del alma” (AEPR, 282-283).

Piedras: 827

Cedro: 269

Debido a la talla considerable de su variedad mas conocida, el cedro del Líbano aparece como emblema de la grandeza, la nobleza, la fuerza y la perennidad. Pero es con mayor razón, por sus propiedades naturales, símbolo de incorruptibilidad. Esto es lo que expresa Orígenes, el teólogo filósofo del siglo II, al comentar el Cantar de los Cantares (1,17): “El cedro no se pudre; hacer de cedro las vigas de nuestras moradas, es preservar el alma de la corrupción.” El cedro, como todas las coníferas (árbol) es en consecuencia un símbolo de inmortalidad (ORIC, VARG). Los egipcios construían bajeles, ataúdes y estatuas; los hebreos, en tiempo de Salomón fabricaron de esta madera la armadura del Templo de Jerusalén. Ciertas estatuas griegas y romanas estaban hechas de madera de cedro. De su madera resinosa, los romanos hicieron también antorchas olorosas; esculpían las imágenes de sus dioses y ancestros en esta madera, considerada sagrada. Los celtas embalsamaban con resina de cedro las más nobles cabezas de sus enemigos. Esta resina en ciertos casos remplazada por el oro, que tiene con toda evidencia la misma significación. Jesucristo se presenta a veces en el corazón de un cedro.

Tajy:

(Buscar en Ayvu Rapyta de Leon Cadogan, preguntar a Rubén con libro en mano).

Palmeras (Palma):796

La palma, el ramo, la rama verde se consideran universalmente símbolos de victoria, de ascensión, de regeneración y de inmortalidad. Así el ramo de oro de Eneas y el de los misterios de Eleusis; el sauce chino, el sakaki japonés; la acacia masónica; el muerdago druídico; los ramos de sauce de los que también habla el Pastor de Hermas; y el boj plantado sobre las tumbas en las fiesta de ramo. Las palmas Ramos, equivalentes al boj que s utiliza en otras regiones, prefiguran la resurrección de Jesucristo al terminar el drama del Calvario; la palma de los mártires no tiene otra significación. Y nuestra ramita de boj significa la certidumbre en la inmortalidad del alma y la resurrección de los muertos (GUED, ROMM). C.G. Jung dio en ella el símbolo del alma.

Pasionaria, Pasiflora, Mburukuja:

http://www.solonosotras.com/archivo/05/par-afro-191000.htm http://www.tusplantas.com/jardin/flores/flor/index.cfm?pagina=jardin_flores_flor_051_051

La pasionaria, una flor con simbolismo Una de las flores con nombre más llamativo y simbólico es la pasionaria o passiflora. La también llamada flor de la pasión fue descubierta en Perú a principios del siglo XVI y pronto se extendió por Brasil, México, Estados Unidos y las Antillas. Este nombre lo ostenta desde el siglo XVII, cuando el Papa Pablo V consideró que era la representación de la Pasión de Cristo, por los filamentos que componen la flor y que evocan a la corona de espinas de Jesucristo; además, los estambres representarían las cinco heridas en su cuerpo, los tres estilos, los clavos de la cruz y los pétalos, a los doce apóstoles.

Existen hasta 400 especies del género de las passifloráceas. Son lianas trepadoras que llegan hasta los 9 m. de altura, con los tallos leñosos y la raíz perenne. Sus flores, de unos 5 cm. de diámetro, desprenden una aroma agradable y varían desde colores como el blanco hasta el rosa, pasando por el lavanda pálido o malva. La corona está formada por pétalos rodeados de un círculo triple compuesto por finos filamentos. Todo el conjunto le da a la planta un aspecto muy característico.

Aunque las pasionarias proceden de los terrenos secos y abrigados de América, también se usan como plantas ornamentales en los jardines europeos, con un clima templado. No obstante, aguanta bien los inviernos fríos. Los mejores cuidados Es conveniente plantarla en un suelo rico en nutrientes, a media sombra y en una tierra bien regada, aunque evitando encharcarla. Además, es importante pulverizarla en verano y cada quince días añadir un fertilizante universal, que mantendrá un sustrato apropiado para su crecimiento. Se reproduce tanto por semillas como por medio de esquejes. Los brotes se van abriendo poco a poco, empezando por la parte más vieja de la planta. Aunque este vegetal no suele tener parásitos, a veces las larvas de algunas mariposas pueden ser un pequeño problema, ya que se alimentan de sus hojas. Con estos sencillos cuidados, que la conservarán sana, esta planta trepadora puede ser un complemento muy natural para decorar cancelas, celosías, muros, etc.

Propiedades curativas Los indios americanos ya usaban la raíz de esta planta para elaborar cataplasmas con las que trataban quemaduras, heridas e inflamaciones. La flor, que nace en primavera, contiene compuestos que le otorgan propiedades analgésicas -calma el dolor-, ansiolíticas -reducen la ansiedad- , y se puede usar como sedante e hipnótico suave, así como aplicarlo para paliar la hipertensión arterial.

Una infusión hecha con esta flor puede tener grandes beneficios, pero es importante tomar siempre compuestos prescritos por el médico, ya que puede tener efectos adversos por un uso inadecuado, como vómitos o taquicardias. El fruto, del tamaño de un huevo y con un color amarillento, sale a finales de verano o principios de otoño; es comestible, pero sólo si está bien maduro, ya que de lo contrario puede ser tóxico y provocar daños en el estómago. Si la dosis es muy elevada puede derivar incluso en inconsciencia y alucinaciones. Esta flor es, sin duda, una especie versátil, tanto por sus características medicinales como por su gran valor ornamental. Gracias a su aspecto exuberante y exótico, no nos arrepentiremos de plantarla en nuestro jardín y otorgarle las pequeñas atenciones que necesita.

Yvapovo:

Mango:

Mono (Búscar nombre científico): 718

1. El mono es bien conocido por su agilidad, su don de imitación y su bufonadas. Hay un aspecto desconcertante en la naturaleza del simio, que es el de la conciencia disipada (F. Schuon). Lie-tse lo considera un animal irritable y necio. La agilidad del mono sin encuentra sin embargo una aplicación inmediata a la simbólica tibetana, donde figura la conciencia, pero en el sentido peyorativo del término: pues la conciencia aplicada al mundo sensible salta de un objeto a otro, como el mono de rama en rama. De la misma manera el dominio del corazón, sujeto al vagabundeo, se compara en los métodos de meditación búdicos, la dominio del mono. El mono es en verdad el antepasado de los tibetanos, que lo consideran un bodhisattva. Así también según el Si-yeu-kai, es un hijo del cielo y de la tierra nacido de la división del huevo primordial. Este simio es el compañero de Hiuan-tsang en su viaje de la búsqueda de los libros sagrados del budismo no solamente compañero gracioso, sino también mago taoísta de gran envergadura. La India conoce un mono regio, el Hanuman del Ramayana, en cuyo mito se destacan diversos rasgos permanentes: la destreza y la espontaneidad de Hanuman, la incorregible fantasía, también la agilidad y la disipación… que aparecen también en le rey mono Suen Hing-tcho. Uno se explica por cuanto precede las relaciones tradicionales del mono con el viento. Por esta razón cazar monos en Camboya un medio de obtener la lluvia. En la India las mujeres estériles se desnudaban y abrazaban la estatua de Hanuman, el mono sagrado, para volverse fecundas. El rey mono alcanza finalmente el estado de Buda. La actitud del mono en el arte de Extremo Oriente es a menudo la sabiduría y el desprendimiento, quizás por escarnio frente a la falsa sabiduría de los hombres (como en la conmovedora pintura de Mori Sosen). Los célebre monos del Jingoro, en el templo de Nikko, que se tapan, el primero las orejas, el segundo los ojos, y el tercero la boca, son también una expresión de la sabiduría y por tanto de la felicidad. A lo cual ha de añadirse que en Egipto el cinocéfalo es la encarnación de Thot, la divinidad de la sabiduría (GOVM, GRIF, GUES, PORA, SCHP, WOUS).

2. El papel que corresponde al mono en la simbólica egipcia coincide a grandes líneas con el retrato que pintan de el los centroamericanos. Con la forma del gran cinocéfalo blanco, el dios Thot – figurado por el ibis- es el patrón de los sabios y de los letrados; es el escriba divino, que anota la palabra de Ptah, el dios creador, como anota el veredicto de Anubis cuando éste pesa las almas de los muertos. Es por tanto a la vez artista , amigo de las flores, de los jardines y de las fiestas, mago poderoso capaz de leer los hieroglíficos mas misteriosos y por supuesto psicopompo. Encarnación de Thot, gobierna las horas y el calendario, es dueño del tiempo; pero en cuanto dios Baba, el macho de los babuinos, es pendenciero, lúbrico y baboso. La agresividad del cinocéfalo impresionó a los egipcios: después del verbo “estar furioso” se escribía un babuino mostrando los dientes, crispado sobre sus cuatro manos, e irguiendo coléricamente la cola. Thot era una divinidad lunar, pero el cinocéfalo, al que se oye gritar al romper el alba, se suponía que ayudaba al sol a levantarse cada mañana en el horizonte del mundo con sus oraciones. En babilonia de Egipto, “el fogoso babuino era la propia imagen del sol, Febo simiesco que manejaba el arco y la flecha” (POSD, 269). “La costumbre que tiene ciertas especies simiescas de reunirse en una suerte de corte plenaria y parlotear todos juntos ruidosamente poco antes del amanecer y del ocaso, justifica casi los egipcios confiaran a los cinocéfalos la misión de saludar al astro cada mañana y cada tarde, cuando aparece por el Oriente o se borra por el Occidente” (Maspéro). El viaje del alma entre la muerte y la reencarnación, entre los egipcios, Champollion precisa que en la parte del espacio situada entre la Luna y la Tierra –morada de las almas- el dios Pooh (la Luna), representado en forma humana, va siempre “acompañado del cinocéfalo, cuya postura indica la salida de la Luna” (Champollion, Panteón égyptien, citado por MAGE, 141).

3. Entre loa aztecas y los mayas el simbolismo del simio es en cierto modo apolíneo. La gente nacida bajo su signo (es el patrón de uno de los días del calendario) son expertos en las artes, cantores, oradores, escritores, escultores, o bien son industriosos y están dotados para la artesanía: herreros, alfareros, etc. Fray Bernardino de Sahagún precisa que entre los aztecas son de buen temperamento, felices y amados por todos. La pictografía maya muestra la asociación mono-sol, en tanto que patrón del canto y de la música, llamado el príncipe de las flores, se representa frecuentemente en forme de mono. La palabra “mono” se emplea como titulo honorífico que significa “hombre avisado” u “hombre industrioso”. El propio mono tiene igualmente un carácter sexual: símbolo de temperamento ardiente e incluso incontinente (THOH). Pero en viarios códices el mono se representa a si mismo como un gemelo del dios de la muerte y de la media noche; el fondo de la noche tiene por glifo una cabeza de mono (BEYM), acompañada por la imágenes de Venus y de Luna. Representa el cielo nocturno y simboliza pues todo lo que es sacrificado al alba para el retorno del sol. En el zodiaco chino el mono gobierna el signo de sagitario. En el Japón la costumbre exige que se evite pronunciar la palabra “mono” en el curso de una boda, cosa que haría correr el riesgo de poner en fuga la novia pero inversamente el simio tiene fama de cazar los malos espíritus; motivo por el cual se da a menudo a los niños muñecos en forma de monos. Se les también a las mujeres embarazadas para facilitar su alumbramiento. La asociación mono-herrero, puesta de manifiesta entre los aztecas, se vuelve a encontrar entre los fali del Camerún del norte, para quienes el mono negro es un avatar del herrero ladrón del fuego (LEBF). los indianistas, dice F. Portal (PORS, 199), están de acuerdo en decir que el mono es en la India el símbolo del alma.

4. En un mito de los indios Bororo, recogido por Cobacchini y Albisetti, y citado por C. Lévi-strauss (LEVC, 135), el mono, que en ese tiempo era como un hombre, aparece como héroe civilizador: inventa la técnica del fuego por frotación el hecho de que use astucias con el jaguar y le engañe, y que este lo engulla y luego lo degluta, es significativo: el jaguar representa aquí alas fuerzas ctónicas, sus fauces la boca del infierno, el viaje que completa el mono es típicamente órfico y hace que de el un iniciado en el momento en que acaba de descubrir el fuego y adueñárselo. Este mito condensa pues lo elementos esenciales de la simbólica del mono, que es un mago astuto que enmascara sus poderes, entre los cuales el primero es la inteligencia, bajo aspectos caricaturescos. Otros numerosos mitos amerindios insisten en el peligro que existe para el hombre si se ríe de las gracias y las bufonadas de su cuñado el simio, personaje dionisiaco y priápico, que esconde su ciencia y provoca en el hombre la intemperancia y la embriagues para medir su dominio sobre si mismo (LEVC, 129ss).

Columbia (De Colón y Paloma): (Paloma 796)

1. No merece casi la pena recordar que la paloma es el símbolo del Espíritu Santo: es ella quien lo personifica en las figuraciones de la Trinidad. Es el Espíritu de Dios aleteando sobre la superficie de las aguas de la sustancia primordial indiferenciada. La blanca paloma es aún símbolo de pureza y, según la letra misma del Evangelio, de sencillez. La paloma es también –desde el episodio del arca de Noé- portadora de la rama del olivo, y por consiguiente de paz y armonía. Devoucoux recuerda que en Grecia la paloma estaba asociada a la armonía, y al número ocho que es su símbolo. Servía para la determinación de los presagios favorables y profetizaba en el bosque de Dodoma. Era un símbolo del “Eros sublimado” (DURS, 135). “La encina de Dodoma estaba consagrada a Zeus; pero cerca de ellas se encontraban las palomas sagradas, símbolos de la gran Madre telúrica, lo que indica una antigua hierogamia del dios celeste de la tormenta con la gran diosa de la fecundidad” (ELIT, 81). Habría pues una analogía entre el papel del Toro junto al dios supremo uránico y el de la paloma junto a la gran diosa telúrica. Ella simboliza, como los animales alados (alas), la sublimación de los instintos y el predominio del espíritu. Según el Talmud, enseña la castidad. En Grecia era el pájaro sagrado de Afrodita; era el regalo de los amantes. “En los bajo relieves funerarios se ve a menudo una paloma, símbolo del alma, bebiendo en un baso que simboliza el manantial de la memoria” (LAUD, 258). El hecho de que se la relacione también iconográficamente con el “doble pez” recuerda la fecundación de las aguas primordiales por el Espíritu y también la regeneración por los sacramentos cristianos del bautismo y la confirmación (pichón) (DEVA).

2. La paloma representa el alma del justo. Entre los textos más antiguos relativos a la paloma-alma, señalemos el relato del martirio de san Policarpo, según el cual una paloma salió del cuerpo del mártir en el momento de su muerte. Prudencio refiere que en la muerte de la mártir Eulalia, se vio a una paloma más blanca que la nieve tomar el vuelo hacia el cielo. Ocurrió lo mismo con santa Escolástica, cuya alma vio san Benito en la forma de una paloma, según el relato de Gregorio I Magno. Un capitel de Brescia ilustra el martirio de Justa y se ve en él a una paloma salir de su boca. La pureza se compara siempre a la paloma y a sus alas al desprendimiento de lo terrestre. Gregorio Niseno ha desarrollado la relación entre las alas de la paloma y la gracia del Espíritu Santo. Las alas de la paloma indican pues una participación en la naturaleza divina. Por su crecimiento espiritual, el alma se va de belleza en belleza, es decir, de paloma en paloma. Su belleza es objeto de alabanza. Cuando se alaba a la esposa en el Cantar de los Cantares por sus ojos de paloma, es porque su mirada espiritual está orientada hacia Dios. El alma provista de la mirada de la paloma está animada por el Espíritu Santo: participa de este espíritu que simboliza el pájaro sagrado. En la medida en que el alma se aproxima a la luz –dirá Gregorio de Nisa- se hace bella y toma en la luz la forma de una paloma (cf. Jean Daniélou, La colobe et la ténèbre dans la mystique byzantine ancienne, en “Eranos Jahrbuch”, 1954, p. 416). Para Orígenes, la expresión “ojos de paloma” significa una mirada pura (Homilía 2, sobre el Cantar de los Cantares). Los ojos del hombre iluminado son comparables a los ojos de la paloma. La paloma busca la sociedad. El sacrificio de la paloma tiene por objetivo expiar la ignorancia y la negligencia.

Fuente: (Introducir datos Bibliograficos)

simbolosencolumbia.1156370231.txt.gz · Última modificación: 2012/09/14 01:19 (editor externo)